martes, 16 de agosto de 2011

ROMANCE DE LA LUNA LUNA - L. HAGUA




ROMANCE DE LA LUNA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

De Federico Gracia Lorca.

Gracias por compartir a todos!!!
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domingo, 14 de agosto de 2011

POR EL PUERTO SANTA MARIA - L.GUA



Dedicado a Rafael por lo mucho que nos dejo, gracias!!!

Rafael Alberti Merello (El Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de diciembre de 1902 - ibídem, 28 de octubre de 1999) fue un escritor español, especialmente reconocido como poeta, miembro de la Generación del 27. Está considerado uno de los mayores literatos españoles de la llamada Edad de Plata de la literatura española,1 cuenta en su haber con numerosos premios y reconocimientos. Murió a los 96 años en 1999.

Tras la Guerra Civil Española se exilió debido a su militancia en el Partido Comunista de España. A su vuelta a España, tras el fin de la dictadura franquista, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1983 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz en 1985.2

Rafael Alberti nació en una familia de origen italiano que se dedicaba al negocio del vino en Cádiz. Tuvo una infancia despreocupada y libre de tutela hasta que es ingresado en el colegio de jesuitas San Luis Gonzaga del Puerto donde recibió una educación estricta y tradicional.

La atmósfera asfixiante y la disciplina chocaban con el espíritu del joven que empezó a obtener malos resultados académicos, siendo expulsado en 1916 por mala conducta. No superó el cuarto año de bachillerato.

En 1917 se traslada a Madrid con su familia. Rafael decide seguir su vocación de pintor demostrando gran capacidad estética para captar el vanguardismo de la época. Consigue exponer en el Salón de Otoño y en Ateneo de Madrid.

En 1920 muere su padre. Ante el cuerpo yaciente de su progenitor Rafael escribe sus primeros versos. Nace el Alberti poeta. Una afección pulmonar le obliga a desplazarse a la localidad segoviana de San Rafael, en la sierra de Guadarrama. En el retiro comienza a trabajar los versos que luego formarían "Marinero en tierra".

Restablecido regresa a Madrid donde empieza a frecuentar la Residencia de Estudiantes y se rodea de otros poetas. Conoce a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a constituir el más brillante grupo poético del siglo XX.

En 1925 recibe el Premio Nacional de Literatura por "Marinero en Tierra"3 convirtiéndose en una figura preeminente de la lírica española.

En 1927, con ocasión del tricentenario de la muerte de Luis de Góngora, aquel grupo de poetas decide rendir un homenaje en el Ateneo de Sevilla al maestro del barroco español. Aquel acto supuso la consolidación de la llamada Generación del 27, protagonista de la edad de plata de la poesía española.

En los años siguientes Alberti sufre una crisis existencial debida a su delicada salud, sus penurias económicas y la pérdida de la fe. La evolución de su conflicto interior se manifiesta en su poesía de estos años. Prueba de fuego de la que renacerá con nuevas convicciones e ideales. Nace el Alberti comprometido con la política, en plena dictadura del general Primo de Rivera. Participa en revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento de la II República y se afilia al Partido Comunista. Para él, la poesía se convierte en un arma necesaria para sacudir conciencias, una forma de cambiar el mundo.4

En 1930 conoce a María Teresa León con la que funda la revista revolucionaria "Octubre". Viaja a la Unión Soviética donde asiste a una reunión de escritores antifascistas.

En 1936 estalla la Guerra Civil. Durante este periodo Alberti fue miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas junto con otros autores como María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Miguel Hernández, José Bergamín, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis Cernuda, Pedro Garfias, Juan Chabás, Manuel Altolaguirre entre otros. En su actividad, además de la propiamente cultural, se hicieron manifiestos, charlas y llamamientos contra el ascenso del fascismo que representaba el Ejército sublevado de Franco, así como la realización de boletines y publicaciones entre las que destacó El Mono Azul. Rafael Alberti colabora en salvar los cuadros del Museo del Prado de los bombardeos, acoge a intelectuales de todo el mundo que apoyaban a la República y llama a la resistencia del Madrid asediado recitando versos que se difunden hasta los frentes de batalla. .

Tras la derrota republicana, Alberti y María Teresa León se ven obligados a exiliarse. Se trasladan a París hasta que el gobierno de Pétain les retira el permiso de trabajo por ser considerados comunistas peligrosos. En 1940 y ante la amenaza alemana, se embarcan en Marsella a bordo del "Mendoza" rumbo a Buenos Aires donde llegaron el 2 de marzo de 1940. Vivirán en Buenos Aires y en la estancia El Totoral de Córdoba. En Argentina nace su hija Aitana5 En Chile serán acompañados por Pablo Neruda.

A partir de entonces Rafael Alberti vive un largo exilio que le llevará a Buenos Aires, Punta del Este y Roma. No regresa a España hasta 1977, después de la muerte del dictador Franco. Ese año es elegido como diputado al Congreso en las listas del Partido Comunista, pero no tarda en renunciar al escaño porque lo que desea es estar en contacto con el pueblo.6

A partir de entonces asiste a recitales, conferencias y homenajes multitudinarios. No consiguió sillón en la Academia, pero obtuvo Alberti el mayor reconocimiento literario, el Cervantes, que se adjudicó en 1983. Antes había sido distinguido con galardones internacionales como el Lenin de la Paz (1965) y el premio Roma de Literatura (1991), además del Nacional de Teatro (1980). Renunció al otro gran galardón de las letras españolas, el Príncipe de Asturias, debido a sus fuertes convicciones republicanas.

El 28 de octubre de 1999 murió en su casa de El Puerto de Santa María, en su pueblo natal. Sus cenizas fueron esparcidas en el mismo mar de su infancia, aquel que cantó en su obra "Marinero en Tierra".

jueves, 9 de junio de 2011

POR QUE SON NIÑA TUS OJOS - G. A. BECQUER

POR QUE SON NIÑA TUS OJOS. 

GUSTAVO ADOLFO BECQUER

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.



Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve a través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.



Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.

INTERPETA LADY HAGUA

CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA - RUBEN DARIO



CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!




Poemas de Rubén Darío



Interpreta Lady Hagua

Gracias por compartir!!! Thanks for sharing!!!

miércoles, 8 de junio de 2011

OVILLEJO - M. DE CERVANTE - LADY HAGUA




Poema Ovillejos de Miguel de Cervantes y Saavedra

¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
Y ¿quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
Y ¿quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!

De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?
¡Amor!
Y ¿quién mi gloria repuna?
¡Fortuna!
Y ¿quién consiente mi duelo?
¡El cielo!

De este modo yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!

Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

Disculpa por algunos errores.

Gracias a todos por compartir!!!!

Thanks for sharing!!!!

jueves, 2 de junio de 2011

DEJADME LLORAR - LUIS DE GONGORA




DEJADME LLORAR

POEMA DE LUIS DE GONGORA


La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice,
que escucha su mal:

Dejadme llorar
orillas del mar.

Pues me distes, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el pesar,
y me cautivastes
de quien hoy se va
y lleva las llaves
de mi libertad,

Dejadme llorar
orillas del mar.

En llorar conviertan
mis ojos, de hoy más,
el sabroso oficio
del dulce mirar,
pues que no se pueden
mejor ocupar,
yéndose a la guerra
quien era mi paz,

Déjame llorar
orillas del mar.

No me pongáis freno
ni queráis culpar,
que lo uno es justo,
lo otro por demás.
Si me queréis bien,
no me hagáis mal;
harto peor fuera
morir y callar,

Dejadme llorar
orillas del mar.

Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?

Dejadme llorar
orillas del mar.

Váyanse las noches,
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse, y no vean
tanta soledad,
después que en mi lecho
sobra la mitad,

Dejadme llorar
orillas del mar.

JUAN PANADERO - EN LA MEMORIA - R. ALBERTI




JUAN PANADERO ENSALZA EN LA MEMORIA DE JOSE GOMEZ GAYOSO Y ANTONIO SEOANE A LOS HEROES CAIDOS EN LA RESISTENCIA ESPAÑOLA.

La caja de mi guitarra
no es caja, que es calabozo,
penal donde pena España.

Las paredes de la cárcel
son de madera, madera,
de donde no sale nadie.

Las cuerdas son los barrotes,
la ventanita de hierro
por donde pasan mis voces.

Y las clavijas, ¿qué son
sino las llaves que aprietan
la luz de mi corazón?

Ahora me pongo a cantar
coplas que llevan más sangre
que arenas lleva la mar.

Canto ahora a los caídos,
a los que estando en la tierra
ya están naciendo en el trigo.

Mi mejor luto será
echarme un fusil al hombro
y al monte irme a pelear.

Que nada me desalienta,
que un guerrillero es un toro
en medio de una tormenta.

Me hirieron, me golpearon
y hasta me dieron la muerte,
¡pero jamás me doblaron!

Ahora yo quiero nombrar,
no mi nombre, porque el mío
es como el de los demás.

¡Sangre de Gómez Gayoso,
sangre pura, sangre brava,
sangre de Antonio Seoane,
de Diéguez, de Larrañaga,
de Roza, Cristino y Vía,
valles de sangre, montañas!

¡Sangre de Agustín Zoroa!
¡Mar de sangre derramada!
¡Sangre de Manuela Sánchez!
¡Sangre preciosa de España!

No quiero seguir nombrando
más sangre, pues mi guitarra
también se está desangrando.

Más aunque su voz se muera,
su voz seguirá cantando
a la España guerrillera.

Siempre seguirá cantando
y seguirá maldiciendo
hasta que el gallo del alba
grite que está amaneciendo.

YA REMONTO LA MAÑANA
¡YA EL AIRE SE ESTA PONIENDO
BANDERA REPUBLICANA!

Poema de Rafael Alberti.

Interpreta LADY HAGUA.

SUEÑO DEL MARINERO - RAFAEL ALBERTI



"Sueño del marinero" de Alberti

Yo, marinero, en la ribera mía,
posada sobre un cano y dulce río
que da su brazo a un mar de Andalucía,

sueño en ser almirante de navío,
para partir el lomo de los mares
al sol ardiente y a la luna fría.

¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
islas del norte! ¡Blanca primavera,
desnuda y yerta sobre los glaciares,

cuerpo de roca y alma de vidriera!
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
bajo el plumero azul de la palmera!

Mi sueño, por el mar condecorado,
va sobre su bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,

concha del agua allá en su seno oscuro.
¡Arrójame a las ondas, marinero:
-Sirenita del mar, yo te conjuro!

Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu gruta, virgen sembradora,
a sembrarme en el pecho tu lucero.

Ya está flotando el cuerpo de la aurora
en la bandeja azul del océano
y la cara del cielo se colora

de carmín. Deja el vidrio de tu mano
disuelto en la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano

bajo el vergel añil de la corriente.
¡Gélidos desposorios submarinos
con el ángel barquero del relente

y la luna del agua por padrinos!
El mar, la tierra, el aire, mi sirena,
surcaré atado a los cabellos finos

y verdes de tu álgida melena.
Mis gallardetes blancos enarbola,
¡oh marinero!, ante la aurora llena

¡y ruede por el mar tu caracola!

"Sueño del marinero" de Rafael Alberti



GUITARRA POEMA DE NICOLAS GUILLEN



GUITARRA

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

Arde la guitarra sola,
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.


¡Venga la guitarra vieja,.

nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie sobre el muro,
tu son entero...

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

Nicolás Guillén, poeta cubano, (1902-1989).